jueves, 9 de abril de 2009

¿REALMENTE SOMOS HIJOS DE DIOS?

Hola amigos

Cierta vez estaba Jesús enseñando a la gente y le avisaron que su madre y sus hermanos le buscaban. Lejos de atenderlos inmediatamente sucedió algo inesperado:

Mateo 12:48-50
48
Pero él contestó al que le llevó el aviso: --¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos?
49 Entonces, señalando a sus discípulos, dijo: -Estos son mi madre y mis hermanos.
50 Porque cualquiera que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.

La familia Dios está constituida por todos aquellos que hacen la voluntad del Padre. Tal vez creas que eres un hijo de Dios porque fuiste creado por Él y siguiendo este pensamiento tienes una religión, vas a una iglesia, haces cosas aparentemente buenas; pero, Jesús mismo nos enseñó que Dios te admite en su familia si haces su voluntad. Ahora, ¿cuál es esta voluntad?

Juan 6:40 Porque la voluntad de mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.

Reconocer al Hijo es admitir todo lo que Cristo es. Si decimos que es Salvador, ¿ya hemos recibido su salvación? Para recibirla en primer lugar debemos reconocer que estamos perdidos o condenados. Luego rogarle que nos salve. Él lo hará, pues por eso murió en la cruz. Esta es la voluntad del Padre, que te acerques a Cristo en arrepentimiento y recibas nueva vida con Él por toda la eternidad.

Juan 1:12-13
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Pero aquellos que lo aceptaron y creyeron en él, llegaron a ser hijos de Dios.
13 Son hijos de Dios por voluntad divina, no por voluntad humana.

No basta con decir soy cristiano. Si tenemos a Cristo en nuestro ser, su vida se hará manifesta en nosotros. Tal vez no inmediatamente, pero si progresivamente, conforme vayas alimentando tu vida con tu alimento espiritual: la comunión con Dios a través de su Palabra y la oración. Tu nuevo ser espiritual crecerá así a la imagen de Cristo, tu objetivo mayor en la vida será agradar al Padre, tal como lo hizo Jesús:

Juan 6:38 Porque yo no he bajado del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado.

La voluntad de Dios es que cada día nos acerquémonos más a Él, rechazando completamente y dejando atrás toda clase de maldad. Es decir, que la vida de Cristo se haga evidente en nosotros, esto es la santidad. De esta manera tu comunión con Dios será perfeccionada y según su Palabra, lo verás.

1Tesalonicenses 4:3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación

Hebreos 12:14 Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Mateo 5:8 Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios.

Pero, si decimos que somos hijos de Dios y estas cosas no están en nuestras vidas, consideremos seriamente nuestra situación delante de Dios. Consideremos quién es Cristo para nosotros. Si decimos que Cristo es Señor, ¿obedecemos a sus palabras?. Si es Maestro, ¿nos acercamos en humildad para que nos enseñe? Si decimos que es Rey, ¿gobierna todas las áreas de nuestras vidas?

Mateo 7:21 No todos los que me dicen: 'Señor, Señor', entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre celestial.

Pero, hay solución en Cristo. Tal vez, luego de presentarnos ante Dios, nos demos cuenta que aún no somos hijos de Dios. Acerquémonos a Jesús para recibir su salvación.

Juan 6:37 ...y al que a mí viene, no lo rechazo.

Si estás convencido delante de Dios que realmente eres su hijo, pero has errado el camino, no esperes más y haz que Cristo sea para ti quien realmente es: Salvador, Señor, Maestro, Rey.

Colosenses 3:3-4
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pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios.
4 Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria.

Si estás firme delante de Dios, acerca a Cristo a las personas con las cuales te relacionas diariamente: familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, etc. Si no tienen a Cristo, lo buscarán como su Salvador. Si ya son hijos de Dios, vivirán para Él.

1 Corintios 15:58 Por eso, mis queridos hermanos, manténganse firmes, y nunca dejen de trabajar más y más por el Señor. Y sepan que nada de lo que hacen para Dios es inútil.

1Tesalonicenses 5:11 Por eso, anímense los unos a los otros, y ayúdense a fortalecer su vida cristiana, como ya lo están haciendo.

Un abrazo a todos
Rubén.

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