jueves, 16 de abril de 2009

EL RECONOCIMIENTO DE DIOS

Hola amigos

La búsqueda del éxito es algo que cada vez escuchamos con más frecuencia. En libros, centros de trabajo, centros de estudio y por los diferentes medios de comunicación se habla acerca del éxito, de la excelencia, de la calidad total y todo lo relacionado a ello.
Estas cosas no son malas en sí, pero debemos preguntarnos ¿cuál es nuestra motivación para el éxito? ¿Qué hay detrás de mi afán por mejorar? ¿Un espíritu de humildad y servicio o el sólo el deseo ególatra de ser reconocido o de sobresalir sobre los demás? La Biblia dice lo siguiente:

Filipenses 2:3 No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo.

No estamos en esta vida para demostrar, ni a nosotros ni a los demás, que somos mejores que otros. Ese deseo de reconocimiento es un deseo vano. Tal vez satisfaga momentáneamente nuestro orgullo, pero no traerá satisfacción real a nuestra vida. Es mejor ser reconocidos por Dios, que por nosotros mismos o por los demás hombres. Es mejor el aplauso divino que el humano. Jesús dijo:

Juan 5:41 A mí no me interesa que la gente hable bien de mí.

Juan 8:54 Jesús les respondió: --¿De qué me serviría hablar bien de mí mismo? Mi Padre es el que habla bien de mí, y ustedes dicen que él es su Dios.

Jesús recibió la aprobación de Dios porque puso a un lado sus intereses, sus gustos, sus deseos para poner en primer lugar el hacer la voluntad del Padre.

Juan 4:34 Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra --les dijo Jesús.

Juan 5:30 ... pues no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado.

Marcos 1:11 También se oyó una voz del cielo que decía: 'Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo.'

¿Cómo lograr esta aprobación de parte de Dios? En primer lugar la obra de Cristo, a quien Él envió, debe hallar su plena realización en ti. Acércate a Jesús buscando la salvación. Confiesa tu pecado ante Dios y pide a Jesús que te limpie a través de su sangre derramada en la cruz para que recibas la vida eterna de parte de Dios.

Juan 6:40 Porque mi Padre quiere que todos los que me vean y crean en mí, que soy su Hijo, tengan vida eterna.

Juan 3:17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.

Luego, busca crecer día a día en la voluntad de Dios. Para esto es necesario tener una actitud humilde delante de Dios, lo cual implica creerle, amarle, honrarle, servirle y sobre todo obedecerle. Este fue el ejemplo de Jesús, aquel que se humilló y obedeció para luego recibir toda honra de parte del Padre.

Filipenses 2:5-11
5
Tengan la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo:
6 Aunque Cristo siempre fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad.
7 Al contrario, renunció a esa igualdad, y se hizo igual a nosotros, haciéndose esclavo de todos.
8 Como hombre, se humilló a sí mismo y obedeció a Dios hasta la muerte: ¡murió clavado en una cruz!
9 Por eso Dios le otorgó el más alto privilegio, y le dio el más importante de todos los nombres,
10 para que ante él se arrodillen todos los que están en el cielo, y los que están en la tierra, y los que están debajo de la tierra;
11 para que todos reconozcan que Jesucristo es el Señor y den gloria a Dios el Padre.

Un abrazo a todos
Rubén

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