lunes, 4 de mayo de 2009

LA BELLEZA ESPIRITUAL

Hola amigos

La belleza hace más atractiva y admirable a una persona. Es más fácil congeniar y socializar con una persona que consideramos bella. Ahora, esta belleza puede ser externa o interna. Pero, sabemos que la belleza exterior se irá desgastando, aún a pesar del esfuerzo y la inversión empleados en prolongarla.
1 Pedro 1:24-25
24
Porque la Escritura dice: "Todo hombre es como hierba,
y su grandeza es como la flor de la hierba. La hierba se seca y la flor se cae,
25 pero la palabra del Señor permanece para siempre."
Del mismo modo, la belleza interna no es perfecta. Está contaminada con pensamientos, sentimientos y actitudes cargados de maldad.
Lucas 16:15... mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación.
Pero, hay alguien que es la fuente misma de la verdadera belleza: Dios. Su hermosura no tiene fin y tampoco está contaminada con ninguna impureza.
Salmos 27:4 Solo una cosa he pedido al Señor, solo una cosa deseo: estar en el templo del Señor todos los días de mi vida, para adorarlo en su templo y contemplar su hermosura.
El autor de los Salmos consideraba una cualidad divina como particularmente bella: su SANTIDAD. Dios es santo. No hay ninguna maldad en Él. Cuanto más entendemos esto, nuestra alma le admira más, y somos llevados inevitablemente a alabarle y a adorarle.
Salmos 96:9 Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la tierra.
El pecado nos trae todo lo contrario de la belleza. No importa cómo sea nuestra apariencia física o las cualidades internas que podamos tener. Dios nos ve como realmente somos. Y lo peor de todo es que no podemos, por nosotros mismos, mejorar esta situación.
Isaías 64:6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Jeremías 2:22 Aunque te laves con lejía, y te frotes con mucho jabón, ante mí seguirá presente la mancha de tu iniquidad—afirma el Señor omnipotente—.
Jesucristo vino a rescatarnos de esta miseria espiritual. Su muerte fue el sacrificio perfecto para reconciliarnos con Dios. En la cruz trajo para nosotros la Salvación que está disponible para todo el que se arrepiente y pide perdón a Dios confiando en la obra de Cristo en la cruz. Si así lo haces, Cristo mismo vendrá a tu vida, renovará tu ser y recibirás la verdadera belleza que sólo puede dar Dios: la belleza del espíritu.
Salmos 149:4 Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo; Hermoseará a los humildes con la salvación.
Cuando tu nuevo hombre espiritual vaya desarrollándose, esta belleza del espíritu trascenderá a tu alma y tu cuerpo, pues crecerás a la imagen de Cristo mismo, de quien el salmista declaró:
Salmos 45:2 ¡Eres el más hermoso de los hombres! ¡El encanto brota de tus labios! Por eso Dios te bendijo para siempre.
Los estándares de belleza de esta sociedad están equivocados. Alabemos la belleza de nuestro Dios y proclamemos su grandeza. Este mundo necesita de la salvación que Cristo da.
Isaías 52:7 ¡Qué hermosos son, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas; del que proclama la paz, del que anuncia buenas noticias, del que proclama la salvación, del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!
Una abrazo a todos.
Rubén.

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