La película 300 intenta evocar los sucesos relacionados con la batalla de las Termópilas (parte de la segunda guerra entre griegos y medo-persas). En dicha batalla el rey espartano Leónidas junto con 300 soldados de su pueblo intentan resistir el avance de Jerjes y su numeroso ejército. Aunque fue una derrota para Esparta, fue una fuente de inspiración como un ejemplo de valor y heroísmo. Este pueblo heroico tenía también la costumbre de practicar la eugenesia. Es decir, cuando un bebé nacía era examinado por una junta de ancianos y sólo a los niños considerados fuertes y sanos se les permitía vivir. A los que consideraban débiles o presentaban algún defecto, se les estimaba como una carga social y eran arrojados desde el monte Taigeto. El fin era tener un pueblo fuerte, con hombres aptos para la guerra y mujeres capaces de engendrar más soldados.
Esta costumbre regresa a nuestra sociedad moderna con nuevas formas, entre ellas el así denominado aborto “terapéutico”, el cual es practicado para salvar la vida de la madre; pero, que también incluye los casos de bebés con malformaciones consideradas graves o incompatibles con la vida. Los movimientos feministas, entre otros grupos, apoyan esta práctica, la cual es el punto de partida para su sueño tan anhelado: establecer el aborto a libre voluntad de la mujer, del hombre, del estado o de la sociedad.
Debemos recordar, en primer lugar, que la vida viene de Dios
Génesis 2:7 Y Dios el Señor formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz hálito de vida, y el hombre se convirtió en un ser viviente.
Luego, la vida del ser humano comienza aún antes de nacer.
Salmos 22:10 Fui puesto a tu cuidado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre mi Dios eres tú.
Salmos 139:16 Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.
La muerte es la justa retribución al pecado, a la desobediencia al Señor Todopoderoso. El ser humano no está en la capacidad para condenar a alguien que no ha cometido aún ninguna falta, pues esta vida le pertenece a Dios.
Ezequiel 18:4 A mí me pertenece todo ser humano, lo mismo el padre que el hijo. Aquel que peque, morirá.
Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Este mundo está contaminado por el pecado. Es por eso que no es un mundo perfecto. Ha sido manchado por la maldad del hombre. Por eso la naturaleza parece, a veces, actuar en contra de la humanidad. Vemos también las enfermedades, así como los nacimientos de niños con defectos. Sólo Jesucristo, en su venida, librará a la creación de esta carga.
Romanos 8:19-22
19 La creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios,
20 porque fue sometida a la frustración. Esto no sucedió por su propia voluntad, sino por la del que así lo dispuso. Pero queda la firme esperanza
21 de que la creación misma ha de ser liberada de la corrupción que la esclaviza, para alcanzar así la gloriosa libertad de los hijos de Dios.
22 Sabemos que toda la creación todavía gime a una, como si tuviera dolores de parto.
Aún en el nacimiento de un niño con algún defecto, Dios puede usarlo para su gloria. El que dio la vida es el único que puede quitarla y darnos muestra de su soberanía y también de su amor y bondad a través de Jesucristo.
Juan 9:1-3
1 A su paso, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento.
2 Y sus discípulos le preguntaron: —Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?
3 —Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.
No seamos ciegos. Esta sociedad pecadora e hipócrita tiene más compasión por una asesino que por un bebé indefenso. La pena de muerte es la justa retribución para aquel que quitó la vida de otra persona, pero ¿cuál es la culpa de ese niño?
Génesis 9:6 Si alguien derrama la sangre de un ser humano, otro ser humano derramará la suya, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios mismo.
Quizás todavía estemos con el entendimiento obscurecido por el pecado y no vemos las cosas como Dios las ve. Acerquémonos a Jesucristo para que él nos limpie de nuestra maldad y abra nuestro ojos para ver la realidad. Si creemos en él, nos perdonará y dará una nueva vida, pues él es Autor de la vida.
2 Corintios 4:4 El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Jeremías 3:22 Vuélvanse a mí, hijos rebeldes, y yo los curaré de su rebeldía. Aquí estamos, acudimos a ti, porque tú eres el Señor nuestro Dios.
Un abrazo a todos.
Rubén.
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